miércoles, 28 de enero de 2009

El Póker

Hace un par de años, un puñado de amigos me enseñaron a jugar a este gran juego. Desde fuera puede parecer un juego difícil, pero una vez aprendes, te das cuenta de que no es tan complicado. Pero es que este juego no consiste en jugar a las cartas, sino en jugar con las cartas de los otros jugadores, y es mas, con la actitud y el semblante de los demás jugadores.

Cuando aprendí a jugar al póker, me sentí el puto amo. Era una gran persona, sabía jugar a ese gran juego de cartas. Durante años había estado viendo películas en las que sus personajes se jugaban la vida y demás a este juego. Desde películas míticas del oeste, películas que trataban solo de este juego o películas que nos enseñaban porque el personaje se reía de los demás mientras cogía las fichas. Ahora, por fin, podría entender que pasaba en esos momentos, entender el cabreo de los perdedores.

Si, aprendí a jugar a este juego por un tema cinéfilo. Única y exclusivamente por esta razón.

Pero mas allá de frikadas varias, este juego me trae a la mente diferentes recuerdos y sentimientos.

Hace un par de años, cuando era universitario y vivía con casi un centenar de colgaos, muchas noches, casi una vez por semana, nos reuníamos y jugábamos a este apasionante juego. Al principio de la noche eramos unos siete u ocho y a las dos horas, eramos casi el triple. Se nos hacían las tres y las cuatro de la mañana, apostábamos céntimos de euro y nos sentíamos los amos del universo. Allí, rodeado de humo de tabaco ajeno, y de compañeros a los que se les calentaba la boca y debían apechugar con sus deudas, me encontraba yo. Yo, que multitud de noches me iba a a las cuatro de la mañana con la sensación de haber ganado un puñado de euros, con la sensación de ser Brad Pitt en una gran timba.

Ahora eso se ha perdido, desgraciadamente. El Póker es un juego de mas de dos personas y claro, es difícil juntarnos ya de por si, como para encima ser un grupo grande para jugar al póker.

El otro día, con motivo de mi cumpleaños, nos reunimos cuatro amigos y rememoramos viejos tiempos y viejas jugadas. Yo, por supuesto, gane unas cuantas manos. Pero lo importante no es eso, lo importante es que ese juego sirvió para acordarnos de que es maravilloso jugar y echarse una risas con los amigos...

Y también te sirve para darte cuenta que porque James Bond le gana la mano a LeChiffre.....

1 comentario:

Tramp dijo...

juega al mus, coño!