viernes, 27 de marzo de 2009

De Noche

Salí de trabajar. Eran las 22.15 de la fría noche. Me puse la bufanda y me abroche el abrigo hasta arriba. Me paré en la parada del bus. Habían dos chicas esperando el bus también como yo. Una era morena, bajita y muy guapa. La otra era extranjera, no era nada guapa. La mas bonita llevaba puestos los cascos para escuchar música. Me acordé entonces de mi apreciado mp3. Lo saqué del bolsillo interior del abrigo. Mierda. Me lo había dejado enchufado por la tarde. Estaba seco, no le quedaba batería. Me esperaba una vuelta a casa sin música. Después de la tarde que me pasé, sometido a la presión de los jefes debido a esta infesta crisis, no tenía música.

Llegó el bus. Menos mal, estaba helado. El frió se me colaba por los pantalones del traje. Primero subieron las dos chicas y luego yo. Ellas se sentaron. Yo no. No había nadie en el bus. No se oía nada, solo el cansino ruido del motor, y algún que otro grito proveniente de la calle. Mis oídos estaban vacíos sin los cascos de música que los llenaran.

Llegue a mi parada. Baje y me dirigí hacia mi casa. No había nadie por la calle debido al frío. En el ambiente había mucha humedad convertida en una especie de niebla suave. La luz de las farolas estaba borrosa.

Caminaba rápido. Estaba congelado. Me paré en el semáforo. Crucé. Hasta ese momento solo oía mis pasos. Hasta ese momento. Empecé a notar que alguien caminaba detrás de mi. Sus pasos eran mas rápidos que los míos. Por lo tanto se aproximaba cada vez mas cerca. Me asusté. No quería girarme de repente y mirarle a la cara. Ya estaba casi detrás de mi. Hundí mi rodilla derecha en el suelo, metí mi mano en el bolsillo y en un instante saqué mi cuchilla, giré el brazo hacia atrás y casi sin darle tiempo a reaccionar, se la clavé en el costado. Se hundió como si fuera mantequilla. Oí su tos seca de ahogo. Su saliva cayó en mi brazo. No me giré ni le vi la cara. Saqué el filo tan rápido como lo metí y lo volví a guardar en el bolsillo. Me levanté. Miré a mi alrededor.

No había nadie. Nadie me vio. Respiré hondo. Continué caminando hacia casa. Una vez mas, nadie sabría nada.......

2 comentarios:

Tramp dijo...

matalos a todos.

Anónimo dijo...

me das miedo